Un ser humano respira aproximadamente 9,5 toneladas de aire.

Eso sí, el oxígeno solo representa alrededor del 23% y, además, únicamente se puede extraer poco más de un tercio del mismo de cada respiración.

Esto equivale a unos 730 kilos de oxígeno por año. Por tanto, harían falta siete u ocho árboles (en especial perennes), al menos en el caso de los sicomoros, para saciar nuestra ración de gas vital.

En realidad, los árboles por sí mismos no producen todo el oxígeno del planeta Tierra. Se calcula que más bien el 70% del oxígeno es producido por algas y plantas marinas, las cuales realizan su fotosíntesis en los océanos.

No obstante, sin los árboles el aire que respiramos sería muy ralo.

De ahí su importancia, gracias a ellos, se procesa el dióxido de carbono (uno de los principales gases de efecto invernadero) y durante ese mismo proceso, se libera oxígeno, el cual es esencial para que podamos respirar.

Lo que sucede es que no todos los árboles producen la misma cantidad de oxígeno. De hecho, esa cantidad varía mucho según la especie, el lugar en que crece el árbol, la altura y su edad.

Los árboles extraen contaminantes en dos formas principales:

- Incorporan gases y contaminantes a través de las estomas en sus hojas.

- Capturan partículas en la superficie de sus hojas.

Los estomas son los poros o aberturas regulables en la epidermis de las hojas de las plantas (es lo mismo que los seres humanos, que o bien inhalan partículas o las captan en su ropa).

Más información: www.muyinteresante.es