Los dos pulmones de un humano adulto cuentan con más de 500 millones de alvéolos.

Son pequeñas estructuras con forma de bolsa llenas de aire. Se encuentran al final de las vías aéreas más pequeñas de los pulmones, los bronquiolos.

Cada alveolo mide 200 micras de diámetro y está delimitado por una pared formada por células muy delgadas que reciben el nombre de neumocitos.

La principal función del aparato respiratorio es inhalar oxígeno y eliminar dióxido de carbono. El oxígeno inhalado penetra en los pulmones y alcanza los alvéolos.

Las capas de células que revisten los alvéolos y los capilares circundantes se disponen ocupando el espesor de una sola célula y están en contacto estrecho unas con otras.

El oxígeno llega hasta la sangre que circula por los capilares. Igualmente, el dióxido de carbono pasa de la sangre al interior de los alvéolos, desde donde es exhalado al exterior.

La sangre oxigenada circula desde los pulmones por las venas pulmonares y al llegar al lado izquierdo del corazón, es bombeada hacia el resto del organismo.

En algunos alvéolos hay un poro que comunica con la luz del alvéolo adyacente, estos poros se denominan poros de Kohn.

Cada alvéolo se encuentra separado de los próximos por los tabiques interalveolares que contienen fibras elásticas y de colágeno

El intercambio de gases ocurre mediante un proceso físico llamado difusión, que consiste en que las moléculas se desplazan desde donde hay más concentración a donde hay menos.

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