Nuestro Sol se mantiene a unos 25 mil años luz de distancia del núcleo de la galaxia, cuyo largo se calcula en 100 mil años luz, y realiza un giro alrededor del centro cada 225 millones de años. Es decir, si la edad de la Tierra se estima en 4.500 millones de años, esta le habrá dado apenas unas 20 vueltas al centro de la Vía Láctea.

Las galaxias espirales, como la Vía Láctea, se caracterizan por tener un disco de escaso grosor donde se encuentran la mayoría de las estrellas; tienen un tamaño limitado y, a partir de cierta distancia, ya casi no podemos encontrar estrellas. En nuestra galaxia, por ejemplo, se creía que no había estrellas de disco a distancias del centro mayores que dos veces la distancia del Sol.

Sin embargo, el nuevo estudio pone de relieve que no solo existen a esta distancia sino que las hay aún más lejos, a más del triple la distancia del Sol o incluso hasta el cuádruple, pues han comparado la abundancia de metales en las estrellas del plano galáctico con las del halo, descubriendo que hay mezcla de disco y de halo hasta distancias ahora no teorizadas.

Más información: es.wikipedia.org