Hace un siglo, Islandia prohibió todas las bebidas alcohólicas. Solo una década después, se había legalizado el vino tinto, seguido de los licores en la década de 1930. Pero la cerveza con más del 2,24% de alcohol siguió estando prohibida hasta el 1 de marzo de 1989.

Esa fecha se sigue conmemorando como Bjodagur (día de la cerveza), aunque es mucho más tranquilo hoy en día en comparación con las escenas de bacanales de hace 26 años. Una generación después, la cerveza supone el 62% de los 7,1 litros de alcohol puro que consumen de media los islandeses al año.

Durante la mayor parte del siglo XX era antipatriótico e ilegal, beber cerveza Cuando la prohibición total se hizo ley, hace 100 años, el alcohol estaba mal visto, y la cerveza lo estaba especialmente, por razones políticas. Islandia luchaba para obtener la independencia frente a Dinamarca, y los islandeses asociaban la cerveza con el estilo de vida danés.

Los movimientos de independencia y por la abstinencia se reforzaban entre ellos y en 1908, cuatro años después de obtener el autogobierno, Islandia celebró un referéndum sobre la propuesta de ilegalizar todo tipo de alcohol a partir de 1915.

Cerca del 60% votaron a favor. La prohibición del alcohol se veía como algo progresista, de la misma forma que la del tabaco hoy en día.

Finalmente, en 1988, el parlamento islandés votó para legalizar la cerveza, tras varios debates que fueron televisados en directo y atrajeron enormes audiencias.

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