El yanaconazgo era una institución prehispánica. Entre los incas, existía una rígida división social jerarquizada. El escalón más bajo lo ocupaban los yanas, que se encargaban de las tareas domésticas.

Eran yanas, aquellos que no podían probar su pertenencia a algún ayllu que se integraba con personas con antepasados comunes. Este estrato social lo formaban además, los cautivos de guerra y los rebeldes. Los yanas o yanaconas perdían sus vínculos con sus aldeas de origen y dependían para su supervivencia exclusivamente del inca.

Cuando los españoles conquistaron a la población inca, adoptaron la institución del yanaconazgo. Los indios yanaconas, abandonaban sus comunidades o ayllus y estaban completamente desvinculados de la economía de subsistencia, estaban sujetos a la tierra que trabajaban (pertenecían a las haciendas) y eran vendidos con ellas, como los siervos feudales. Los españoles utilizaron la mano de obra aborigen, no tanto para tareas domésticas, sino para actividades agrarias o de pastoreo, manufacturas de lana, y el transporte de productos en beneficio de los dueños de los campos.

Estos dueños de estancias o haciendas, eran españoles que no tenían el beneficio de poseer mano de obra aborigen gratuita como los encomenderos, pues no participaron en la conquista sino que arribaron luego, compraron las tierras, y requirieron el trabajo rural a través del yanaconazgo.

Fue una forma de servidumbre (trabajo gratuito).

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