El primer embalse del dique San Roque se inauguró el 12 de abril de 1890, construido por la empresa de Juan Bialet Massé y Félix Funes y a cargo del Ing. Carlos Cassafousth.

En su momento fue el embalse artificial más grande del mundo, con un murallón de 115 metros de largo y 37 metros de alto.

Años después de su construcción se confeccionó un informe que falsamente indicaba que el paredón estaba mal construido, y que había serios riesgos de que se cayera y que las aguas contenidas inundaran la ciudad de Córdoba, por lo que se construyó un nuevo paredón a 150 metros de distancia. Finalizado el nuevo paredón, se dinamitó el paredón original, el cual resistió las cargas, dando por tierra con las falsas acusaciones que acusaban de mal desempeño a sus constructores originales. El viejo murallón sigue en pie y al bajar las aguas del dique, puede verse su parte superior.

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