El té entró en contacto con los europeos por primera vez en la India, cuando los portugueses llegaron a ella en 1497, ya que en la India el uso del té estaba muy extendido. El primer cargamento de té debió llegar a Ámsterdam (Países Bajos) hacia 1610, por iniciativa de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. En Francia no aparece la nueva bebida hasta 1635 o 1636. En Inglaterra, el té negro llega a través de Países Bajos y de los cafeteros de Londres que lo pusieron de moda hacia 1657. El consumo de té adquirió notoriedad, en Europa, en los años 1720-1730. Empieza entonces un tráfico directo entre China y Europa. En ese momento, aún el consumo en Europa era mínimo y casi exclusivo de los Países Bajos e Inglaterra. Francia consumía poco, Alemania prefería el café y España era aún menos aficionada.

Con el tiempo y con la ayuda de los comerciantes europeos, el té llegó a todo el mundo, tanto para su cultivo como para su consumo.

En Inglaterra llegó a todas las clases sociales. Incluso se dice que reemplazó a la ginebra (muy requerida por las clases bajas inglesas). Hoy, tomar té es una de las características del Reino Unido.

El té helado es una de las formas más populares en que se consume la bebida. Se ha marcado como fecha de invención el 1904, en EE.UU.

Sin embargo, el escritor Johann Georg Kohl ya había descrito este uso de la bebida en 1842 al escribir la manera en que los rusos conservaban hielo del invierno para utilizarlo durante el verano

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