Los componentes principales del sistema cardiovascular humano son el corazón, la sangre, y los vasos sanguíneos.

Cada segundo, las células realizan una increíble variedad de funciones, para ello, dependen del suministro continuo de oxígeno y nutrientes, y de la eliminación de desechos. Éstos son transportados por la sangre, un tejido formado por células suspendidas en un líquido impulsado por el sistema cardiovascular o circulatorio.

Consta de una bomba muscular (el corazón) y una intrincada red de tubos denominados vasos sanguíneos.

Gracias al corazón, la sangre alcanza todos los lugares del cuerpo. La cantidad de sangre que llega a cada tejido se puede ajustar, para adecuarla a las necesidades variables del cuerpo. Además del transporte, tiene un papel clave en la defensa del organismo, frente a infecciones, gracias a los glóbulos blancos y contribuye a la estabilidad del cuerpo.

La intrincada red de vasos sanguíneos tiene tamaños diversos, desde el grosor de un pulgar a una fracción del grosor de un pelo, sólo visible al microscopio.

La red es muy amplia, si los vasos sanguíneos de una persona fueran extendidos en línea recta, medirían más de 100.000 kms. El corazón tiene cuatro cámaras, la sangre sigue 2 circuitos diferentes: la "circulación pulmonar" que lleva la sangre del ventrículo derecho a los pulmones para que se oxigene y la "circulación sistémica" que lleva la sangre oxigenada del ventrículo izquierdo a todos los órganos y tejidos del organismo.

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