La primera colección de historias sobre este personaje comenzó con el libro Winnie-the-Pooh (1926), todos creados por Alan Alexander Milne. Todos marcaron varias generaciones de chicos.

La "Canadian Medical Association", publicó un estudio en el que se sugiere que los personajes de esta serie representan, en realidad, trastornos mentales.

En la superficie es un mundo inocente, pero al examinarlo más de cerca por expertos, se encuentran con un bosque donde los problemas del desarrollo neurológico y psicosociales no son reconocidos ni tratados.

Pooh: tiene uno o más trastornos, en este caso son déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Tiene tiene pensamientos dispersos, es desordenado, desorganizado, olvidadizo y le cuesta bastante ponerle atención a alguien. Asimismo, sufre de obesidad.

Piglet: nervioso y ansioso sufre de un desorden de ansiedad generalizado. Es el que más se preocupa, el que suele vigilar a todos sus amigos y el que se estresa con más facilidad.

Igor: siempre deprimido es el personaje que mejor representa a la tristeza, es como una depresión heredada y endógena que contribuye a su negativismo crónico y a la baja energía.

Búho: es brillante, pero disléxico.

Roo: el canguro, si bien presenta impulsividad o hiperactividad puede que padezca autismo.

Tigger: podría sufrir del mismo mal que Roo, aunque en un grado algo mayor.

Conejo: su nerviosismo cuando su orden se ve alterado podría indicar que sufre de TOC (trastorno obsesivo compulsivo).

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