Una reina de Inglaterra que jamás vivió en ese país o siquiera lo visitó. Fue Berengaria.

El 12 de mayo de 1191, Berenguela y Ricardo se casaron en la capilla de San Jorge de Limassol, en Chipre. La consumación de este matrimonio ha sido discutida por algunos historiadores alegando, entre otras cuestiones, la presunta homosexualidad de Ricardo; homosexualidad, en cualquier caso, no sería estricta, pues fuentes historiográficas dan cuentan de la existencia de un hijo bastardo y de su costumbre de violar a las mujeres de aquellos pueblos que se sublevaban a su vasallaje.

Nunca llegó a conocer Inglaterra, pues desde 1191 hasta 1192 Berenguela vivió en San Juan de Acre (Palestina) mientras su esposo estaba en campaña contra los sarracenos. Más tarde, volvieron a Europa por separado, y de 1192 a 1194, periodo en que Ricardo estuvo prisionero en Austria, ella vivió en Poitiers (Francia), colaborando en la consecución del cuantioso rescate exigido por el duque de Austria para liberar a Ricardo (de hecho, su hermano Fernando de Navarra fue uno de los rehenes ofrecidos como garantía de la parte del rescate que quedó por pagar). Aunque es bastante frecuente que se asegure que Berenguela y Ricardo nunca volvieron a reunirse, lo cierto es que entre 1195 y 1196 ambos se reconciliaron y reiniciaron su convivencia.

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