Lieja, en Bélgica, fue la primera gran batalla terrestre de la Primera Guerra Mundial, con el ataque alemán contra Bélgica, nación neutral en el laberinto de alianzas, pero cuya invasión era necesaria para atacar a Francia desde el norte. Era el principal enfoque de Plan Schlieffen, el ataque a la ciudad comenzó el 2 de agosto de 1914 y duró hasta el 16 del mismo mes, cuando el último fuerte se rindió.

Este plan, trazado a principios del siglo XX por el jefe del Estado Mayor alemán, Alfred Graf von Schlieffen, tenía como objetivo la invasión y la derrota de Francia.

Consistía en una veloz invasión a Bélgica, para entrar a Francia por el norte, cruzando las montañas Ardennes, y llegar a París desde el oeste. El plan era la base de la defensa alemana en caso de que enfrentara una guerra de dos frentes: La rápida aniquilación de Francia permitiría una movilización al frente oriental contra Rusia y sus aliados.

Para ello, lo primero que había que realizar era derrota a Lieja, ciudad protegida por 12 fuertes que dominaban los montes a ambos lados del río Mosa, los alemanes, optaron por usar armas hasta el momento nunca utilizadas, como bombas desde zepelines, y eventualmente el cañón conocido como Gran Berta, un obús de 420mm. Los fuertes se rindieron el 16 de agosto, y Bruselas el 20 de agosto, fecha en que comenzó a implementarse la segunda fase del plan Schlieffen, que era el flanqueo por el noreste de Francia para atacar París.

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