"Houston, tenemos un problema", esta fue la frase con que Jack Swigert, tripulante de la misión espacial Apollo 13, pasaría a la posteridad.

El 11 de abril de 1970 despegó la tercera misión tripulada de la NASA con el objetivo de aterrizar en la superficie de la Luna. Lo que nadie esperaba fue la increíble historia por la supervivencia que se desarrollaría unos días después.

Una explosión en un tanque de oxígeno de la nave obligó a abortar la misión y a desarrollar una frenética actividad, tanto a bordo de la nave como en tierra, para lograr que la misma regresara a la Tierra y amerizara preservando la vida de los tres astronautas.

El "Aquarius" era el módulo lunar del Apollo 13. Aunque nunca llegó a cumplir su misión, gracias a él la tripulación pudo evitar la tragedia. El módulo estaba preparado para ser utilizado por dos personas durante 45 horas, el trabajo conjunto de los astronautas y del equipo de la base de la NASA lograron que tres personas pudieran usarla durante 90 horas. Para ello se trabajó intensamente adaptando dispositivos para poder resolver todos los problemas que se iban presentando.

Finalmente, el 17 de abril toda la tripulación de la misión aterrizaba sana y salva.

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