El 15 de Mayo de 1961 comenzó a funcionar la primera computadora científica en el país. En la licitación, abierta para su compra, se habían presentado las firmas IBM, Remington, Philco y Ferranti. La ganadora fue una Ferranti, modelo Mercury II, que vino de Inglaterra; un monstruo de 5000 válvulas de vidrio y 18 metros de gabinetes, que requirió la construcción de una sala especial en el pabellón I, de la Ciudad Universitaria, para controlar su temperatura y humedad. Ese mismo año se iniciaron las actividades del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, allí situado; y se comenzó a utilizar la computadora para satisfacer las demandas de universidades y empresas. Clementina marcó un hito: el nacimiento de la disciplina informática en Argentina. Fue la primera computadora utilizada para investigaciones científicas del país y de todo Latinoamérica. Clementina no tenía monitor ni teclado. La entrada de instrucciones (lo que hoy hace el teclado) se conseguía mediante un lector fotoeléctrico de cinta de papel perforado. Y los resultados (lo que hoy otorga el monitor) eran emitidos por una perforadora de cinta que alimentaba una impresora que llegaba nada menos que a las 100 líneas por minuto. Los técnicos que la manejaban le pusieron Clementina porque modulando un pitillo que emitía la máquina, se escuchaba dicha canción inglesa, muy popular. Después hicieron que se modularan tangos también, pero le quedó el nombre.

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