La Guerra de los Treinta Años fue un conflicto armado donde lucharon los ejércitos del Sacro Imperio Romano-Germánico, España y Dinamarca por un lado, contra Suecia, Francia, principados protestantes alemanes, Inglaterra y Holanda por el otro, desde 1618 a 1648.

Comenzó como un conflicto religioso entre católicos y protestantes, los primeros gobernados por los emperadores de la casa Austríaca de los Habsburgos, siendo el detonante el episodio conocido como la defenestración de Praga; sin embargo la guerra se extendió por toda Europa.

En resumen, se puede decir que fue una lucha de los príncipes protestantes alemanes, aliados con potencias extranjeras, contra los Habsburgos (católicos), desafiando la unidad política del Sacro Imperio. España luchó como aliado de Austria porqué también era gobernada por un soberano Habsburgo.

Luego de diversas y feroces batallas que tuvieron lugar en varios puntos de Europa, la guerra fue finalizada con la firma de los tratados de Osnabrück y Münster, en Westfalia, en Mayo y Octubre de 1648. Francia, dirigida por el hábil Cardenal Richelieu, fue la gran ganadora, ya que obtuvo los territorios alemanes de Alsacia y Lorena.

También resultaron ganadores los nobles protestantes, ya que lograron la libertad religiosa de sus pueblos, lo que provocó la fragmentación del Sacro Imperio y el inicio de la decadencia de los Habsburgos y de la ascendencia y hegemonía francesa en Europa, cuyo monarca más representativo del siglo XVII sería Luis XIV.

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