En la antigua Grecia, los Juegos Olímpicos fueron una serie de competiciones atléticas disputadas por representantes de diversas ciudades-estado a partir del año 776 a. C.

El nombre de Olímpicos se debe a que los Juegos se celebraban en el Santuario de Olimpia, en el Peloponeso, en honor de Zeus. Comenzaban con una ceremonia y un sacrificio a esa deidad. Se disputaban normalmente cada cuatro años. Durante su celebración se promulgaba una tregua olímpica, para permitir a los atletas viajar desde sus polis hasta Olimpia. Solo los hombres libres que hablaban griego podían competir.

La primera edición consistió únicamente en una carrera de 190 metros. Posteriormente se fueron añadiendo carreras más largas, luchas y el pentatlón, que comprendía lanzamientos de disco y jabalina, carreras a campo traviesa, salto de longitud y lucha libre. Después se agregaron el boxeo, las carreras de carros, la forma de lucha violenta conocida como pancracio (una combinación de boxeo y lucha), y otros deportes.

Cuando los romanos conquistaron Grecia en el siglo II a. C., en poco tiempo los Juegos fueron cambiando su espíritu inicial. Los romanos dejaron de lado lo religioso y pusieron énfasis en la persona del Emperador. Además, las competencias se convirtieron en verdaderos campos de batalla.

Con el cristianismo como religión oficial del Imperio (desde el año 380), el Emperador Teodosio en el año 393, prohibió toda celebración pagana, incluyendo los Juegos Olímpicos.

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