Entre 1896 y 1901 los británicos construyeron el Ferrocarril de Uganda. Se proyectó una línea de tren que uniría el puerto de Mombasa con Kisumu, a orillas del Lago Victoria, en la actual Kenia.

Las dificultades en su construcción fueron muchas: terreno difícil, falta de mano de obra, motines de los trabajadores, conflictos con los masái y enfermedades: malaria y disentería.

Ningún problema fue tan grande como los ataques de dos leones que durante nueve meses mataron y devoraron a empleados del ferrocarril y llevaron de cabeza John Henry Patterson, hasta que logró cazarlos.

Los leones de Tsavo pertenecen a una subespecie más grande, en la que los machos no poseen melena, por una adaptación al medio en el que viven, árido, caliente y poblado por arbustos espinosos. Así eliminan mejor el calor y evitan que su melena se enrede entre los pinchos de la vegetación.

Ingeniero militar nacido en Irlanda, fue contratado por la compañía del Ferrocarril de Uganda en 1898 para construir un puente sobre el río Tsavo, y su llegada, en marzo, coincidió con los primeros ataques de los felinos. Patterson cifró el total de muertes en 28 trabajadores.

El coronel construyó trampas con cebo y muchas noches montó guardia en lo alto de los árboles. Los dos leones se convirtieron durante meses en una pesadilla para el Ferrocarril de Uganda y en el motivo del retraso en su construcción.

Al fin consiguió cazarlos. Patterson conservó las pieles de los dos animales hasta 1924.

Más información: historia.nationalgeographic.com.es