Una de las posibles razones sobre el significado de la deformación craneana para los mayas, es que en los antiguos pueblos mesoamericanos existía la creencia de que la razón y la conciencia se encontraba en la parte superior de la cabeza.

Y que se debía armonizar con algunos órganos vitales como el corazón el cual era, para ellos, el centro anímico del cuerpo humano. Lo anterior pudo haberse logrado a través de la práctica de la deformación craneana.

Al mismo tiempo, la deformación craneana preparaba a la criatura a su integración a la sociedad y el lugar que ocuparían dentro del cosmos.

Aunque menos sustentada, existe la teoría acerca de que la tradición de la deformación craneana entre los mayas era el ideal de belleza.

Sin embargo, en la exposición “Mayas, el lenguaje de la belleza. Miradas cruzadas”, presentada durante 2017 en el Museo Nacional de Antropología de México, se mostró que la relación de las modificaciones corporales están más asociadas con las divinidades. En este sentido, la deformación del craneo, estaría ligada al dios del maíz.

Al nacer el niño o la niña, la mujer maya recostaba a la criatura en una cuna compresora atando muy firmemente la cabeza, el abdomen y las piernas. Iniciando así con el proceso de la deformación craneana el cual era fundamental poner en práctica desde los primeros días de nacido el infante para aprovechar la plasticidad del cráneo.

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