La mamba negra vive en las sabanas y las colinas rocosas del sur y el este de África. Se trata de la serpiente venenosa más larga de África, pues puede alcanzar los 4,5 m, aunque la media está en torno a 2,5 m. También se encuentran entre las serpientes más rápidas, capaces de deslizarse a 20 km/h.

Su veneno está compuesto principalmente de neurotoxinas que a menudo provocan síntomas en diez minutos y con frecuencia es mortal para los humanos a menos que se administre un antisuero.

En actitud de amenaza generalmente abre la boca, de color negro azulado en el interior (característica que la da su nombre común), extiende su estrecho cuello y a veces sisea. Es capaz de atacar a una distancia considerable y puede producir varias mordeduras en rápida sucesión.

A pesar de su reputación como una especie temible y sumamente agresiva, solo ataca a los humanos si se siente amenazada o acorralada.

Debido a su potente veneno, las mambas negras adultas tienen pocos predadores naturales aparte de las aves rapaces. Se ha comprobado que águilas culebreras como la culebrera sombría (Circaetus cinereus) y la culebrera pechinegra (Circaetus pectoralis) cazan mambas adultas.

Sin embargo las jóvenes tienen más predadores, como la serpiente de El Cabo (Mehelya capensis), que es inmune a su veneno y puede cazar ejemplares lo suficientemente pequeños para poder tragárselos,​ o las mangostas, relativamente inmunes a su veneno y lo suficientemente rápidas para evitar que les pique.

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