El Sol es la más importante fuente natural de neutrinos, a través de los procesos de desintegración beta de las reacciones que suceden en su núcleo. Como los neutrinos no interaccionan fácilmente con la materia, escapan libremente del núcleo solar atravesando también la Tierra.

Según los modelos solares, se debería recibir el triple de neutrinos que se detectan, ausencia que era conocida como el problema de los neutrinos solares.

El Sol quema el hidrógeno principalmente mediante dos cadenas de reacciones, la PPI y la PPII. La primera emite un neutrino y la segunda dos. Las hipótesis que se plantearon fueron que, quizá, la PPII tuviera una ocurrencia menor a la calculada debido a una falta de helio en el núcleo favorecido por algún tipo de mecanismo (frenado de la rotación por viscosidad) que mezclara parte del helio producido con el manto lo cual reduciría la cadencia de la PPII.

Predicha por vez primera por Bruno Pontecorvo en 1957, la oscilación de neutrinos ha sido observada desde entonces en una multitud de experimentos en varios contextos diferentes y resultó ser la solución al problema de los neutrinos solares de larga duración.

El descubrimiento de la prueba de la oscilación de neutrinos, y la masa del neutrino, hecha por Takaaki Kajita en el Observatorio SuperKamiokande y Arthur McDonald en el Observatorio de neutrinos de Sudbury supuso para ellos la obtención del Premio Nobel de Física de 2015.

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