Es maracuyá (Passiflora edulis), una planta trepadora originaria del Paraguay y de la región amazónica de Venezuela y Brasil, del género Passiflora. Su fruto comestible es de color amarillo o púrpura, de sabor un poco ácido y con aroma.

La planta puede alcanzar los 9 metros de longitud, su período de vida es hasta de 10 años. Su tallo es rígido y leñoso y sus raíces son superficiales.

Su flor similar a una corona de espinas, indujo a que los colonizadores españoles la llamaran “fruto de la pasión”.

Su fruta es una baya oval o redonda de entre 4 a 10 cm de diámetro, fibrosa y jugosa, cubierta de una cáscara gruesa, cerosa, delicada y no comestible (la cáscara).

Es nativa de las regiones cálidas de Centroamérica y Sudamérica. Se cultiva comercialmente en Colombia, Puerto Rico (parcha), República Dominicana (chinola), Mexico, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay, Ecuador, Perú, Venezuela (parchita), Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, El Salvador y otras regiones caribeñas.

La fruta se puede consumir cruda, con las semillas, directamente o utilizarla en ensaladas de frutas o de hojas verdes, macedonias, zumos, cocteles de frutas, esponjados, salsas y mermeladas. La pulpa y el zumo del maracuyá son ricos en calcio, hierro, fósforo además de vitaminas A y C.

Tanto el zumo como la pulpa pueden congelarse, el proceso afecta algo la textura, pero el sabor se conserva sin cambios notables, hasta un año.

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