Las personas que padecen esta extraña y poco usual enfermedad, están convencidos de que han muerto y se ven a sí mismos como muertos vivientes o zombies. La introspección de su enfermedad es tan profunda que afirman sentir que no tienen sangre, ni cerebro, ni órganos y que perciben incluso el olor de su carne pudriéndose. Este delirio, relacionado con la hipocondría, arranca con la negación de la existencia, primero de todo lo que les rodea y, posteriormente, de su propia existencia. Entre los síntomas más comunes se encuentran: la depresión, la automutilación, los pensamientos suicidas, la analgesia o ausencia de dolor, la creencia de su cuerpo está muerto y se está descomponiendo por ello o incluso que son inmortales.

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