La Catedral basílica de Saint Denis es una joya, por dos motivos: Porque el estilo gótico nació en su coro y porque allí están enterrados casi todos los reyes y reinas de Francia, quienes acudían a la Abadía de Saint-Denis a orar y a tomar la "Oriflama" antes de ir a la guerra o a las cruzadas.

Diseñada por el abad Suger, consejero de los reyes, de 1135 a 1144 y terminada en el siglo XIII bajo el reinado de San Luis, es la mayor obra del arte gótico en la arquitectura religiosa. San Dionisio, primer obispo de París y santo patrón de Francia, fue enterrado, donde más tarde, se erigiría en su honor la Abadía de Saint-Denis.

La Abadía real de Saint-Denis acoge desde la muerte del rey Dagoberto en 639 y hasta el siglo XIX las sepulturas de 43 reyes, 32 reinas y 10 servidores de la monarquía.

Durante la Revolución de 1793 las tumbas de la basílica fueron profanadas y los restos de los miembros de la realeza fueron enterrados en una fosa común, donde permanecieron hasta 1817. Desde entonces los restos que fueron identificados descansan en sus tumbas, mientras que los huesos de los monarcas que no pudieron diferenciarse permanecen en el gran osario situado en la cripta.

En 1966 la basílica fue consagrada catedral católica. Pero actualmente, la comunidad donde se encuentra Saint-Denis es mayoritariamente musulmán.

Realmente es un museo de arquitectura, que alberga en su interior el conjunto más importante de escultura funeraria de los siglos XII a XVI.

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