El sentido de la rotación de Venus es igual a las agujas del reloj, es decir, de Este a Oeste a diferencia del resto de planetas en el Sistema Solar.

Todos los planetas del Sistema Solar, incluso los satélites, giran sobre sí mismos en el mismo sentido, excepto Venus. Además, un día en Venus dura más que un año, ya que su período de traslación es de unos 225 días terrestres.

Venus no solo es un planeta ardiente de nubes perpetuas, presión aplastante y aire venenoso. Es también escenario de un tira y afloja entre la gravedad y la atmósfera que altera de forma medible su rotación y el tiempo que dura el día venusino.

Esta diferencia de rotación entre el planeta y su atmósfera fue captada en 2015 por Tetsuya Fukuhara, de la Universidad Rikkyo (Tokio), quien analizó las fotos capturadas por la sonda japonesa Akatsuki (“Amanecer”). Las imágenes mostraban una enorme onda de choque de 10 mil kilómetros de largo sobre la parte alta de las nubes venusinas.

Ondas parecidas se forman en la Tierra cuando el aire choca contra una gran montaña, pero se disipan pronto porque las rompen vientos contrapuestos. Las condiciones en Venus permiten que estas ondas perduren más tiempo.

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