Solo existe un animal en todo el planeta, por lo menos por ahora que tenga engranajes funcionales en su cuerpo.

El Issus Coleoptratu, un insecto saltador. Los tiene en ambas piernas, con esto logra impulsarse sincronizadamente. En este fulgoromorfo, a medida que pasa del estado de ninfa al de adulto, esos engranajes van desapareciendo.

Comúnmente llamados 'saltamontes', habitan en toda Europa y el norte de África. Los descubridores utilizaron microscopios electrónicos y captura de video de alta velocidad para descubrir la existencia del engranaje y descubrir también su función exacta.

La razón del engranaje, es la coordinación para saltar, ambas patas traseras del insecto deben empujar hacia adelante al mismo tiempo. Debido a que ambos se balancean lateralmente, si uno se extendiera una fracción de segundo antes que el otro, empujaría al insecto fuera de curso hacia la derecha o hacia la izquierda, en lugar de saltar hacia adelante.

Están ubicados en la parte superior de las patas traseras de los insectos (en segmentos conocidos como trocánter), e incluyen de 10 a 12 dientes cónicos, cada uno de unos 80 micrómetros de ancho (o 80 millonésimas de metro).

En todos los casos estudiados, el mismo número de dientes estaba presente en cada pata trasera, y los engranajes se unían perfectamente.

Los dientes incluso tienen curvas redondeadas en la base, un diseño incorporado en engranajes mecánicos artificiales porque reduce el desgaste con el tiempo.

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