El aluminio es un elemento químico, de símbolo Al y número atómico 13. Se trata de un metal no ferromagnético.

Es muy abundante en la naturaleza, solo aventajado por el oxígeno y el silicio.

Fue aislado por primera vez en 1825 por el físico dinamarqués Hans Christian Oersted y hoy en día el metal más empleado por la humanidad, junto con el hierro.

Se trata de uno de los metales más útiles y más empleados industrialmente por la humanidad, dadas sus propiedades de ligereza, maleabilidad y larga vida, además de resistencia a la corrosión.

Se emplea en una enorme variedad de aleaciones para fabricar numerosos utensilios y envases, así como partes de diversa maquinaria.

En estado de pureza es un metal brillante, liviano.

Su apariencia puede variar conforme a las numerosas aleaciones a las que puede someterse.

Puede reciclarse perfectamente sin merma de sus propiedades físicas, lo cual representa una ventaja económica considerable sobre otros metales.

Este proceso, además, requiere del consumo de poca energía (apenas un 5% del proceso de obtención original).

Este aluminio refundido se conoce como "aluminio secundario".

Dado que es un metal blando y poco resistente a la tracción mecánica, se lo suele alear con otros metales para contribuir a su endurecimiento: con magnesio, manganeso, cobre, zinc y silicio, a veces incluso titanio y cromo.

No es inocuo para los seres humanos, pero la exposición a altos niveles puede causar serios problemas para la salud.

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