El logo de Toyota que conocemos ahora data de 1989 y está compuesto de tres elipses, dos de ellas entrelazadas y ambas envueltas por una tercera. Las dos elipses entrelazadas representan al cliente y al producto y la tercera es la marca en sí y su afán de expansión y globalización.

Vemos en sus formas que tal y como están entrelazadas las elipses, se pueden formar con los diferentes trazos una T, una O, una Y y una A, las cuatro letras necesarias par escribir Toyota. Uno de los grandes logros de la marca japonesa ha sido el que casi todo el mundo vea Toyota y calidad como un binomio inseparable.

Fundada en 1890 por Sakichi Toyoda, la marca tuvo unos orígenes muy diferentes a los que hoy hacen que la conozcamos. La fabricación de automóviles llegaría en 1933; las cuatro primeras décadas de la historia de Toyota fueron como fabricante de maquinaria textil y con el apellido de su fundador (Toyoda), pero, al expandir su modelo de negocio hacia la producción de automóviles, pronto decidieron cambiar de nomenclatura a la compañía, que pasaría a denominarse como la conocemos ahora: Toyota.

¿Por qué cambiar de Toyoda a Toyota? Para nosotros, occidentales, puede que no haya mucha diferencia, pero en japonés es mucho más fácil de pronunciar Toyota que Toyoda y escribirlo, más todavía. Además de una fonética y caligrafía más sencillas, el nuevo nombre se escribe con 8 trazos en su lengua madre y el ocho es un número que en su cultura augura buena suerte.

Más información: www.autocasion.com