El término serendipia no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA), de todos modos, afirma que su uso es correcto y sugiere emplearlo como sinónimo de chiripa (carambola).

Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o casual, o cuando se está buscando una cosa distinta.

El término serendipia deriva del inglés serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento tradicional persa llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.

La casualidad forma parte de muchos de los descubrimientos que se realizan a diario en la ciencia. Algunas de estas invenciones han tenido evidentes aplicaciones prácticas en la sociedad.

El descubrimiento de la penicilina fue una serendipia.

La investigación de medicamentos está caracterizada por ser a veces de lo más fortuita y sorprendente. Como ocurrió con la penicilina, la historia del sildenafilo (más conocido como Viagra) es cuanto menos particular. En 1985, la compañía farmacéutica Pfizer trabajaba en un fármaco para tratar la angina de pecho y la hipertensión y luego advirtieron que el nuevo fármaco podría ser utilizado en pacientes con impotencia.

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