Construido a mediados del siglo XVIII por Carlos III de Borbón para rivalizar con Versalles y palacio real de Madrid, el conjunto monumental de Caserta es excepcional por la forma en que conjunta un suntuoso palacio con sus parques y jardines, un bosque natural, una serie de pabellones de caza y una manufactura de seda.

Menos conocido que otros monumentos similares en Europa, el Palacio Real de Caserta es sin embargo la residencia real más grande del mundo. Con una extensión de casi 50.000 metros cuadrados, 200 habitaciones, distribuidas en cinco pisos, y rodeado por 123 hectáreas de jardines diseñados al más puro estilo renacentista, con fuentes, esculturas de mitología clásica y bosques natural, treinta y seis metros de alto, con seis plantas y un subterráneo, 34 escaleras y escalinatas Caserta no se impone al paisaje natural circundante.

Morada de varios reyes de Nápoles, entre ellos el español Carlos VII.

El palacio real de Caserta domina el horizonte de esta pequeña ciudad italiana situada a unos 30 kilómetros de Nápoles.

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, no solo por su suntuoso palacio con características similares a las de otras residencias reales del siglo XVIII, sino también por el entorno natural en el que se encuentra y la infraestructura que lo rodea.

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