La primavera o la Alegoría de la primavera es una de las obras maestras del pintor Sandro Botticelli. Está realizada al temple de huevo sobre tabla. Mide 203 cm de alto y 314 cm de ancho y fue pintada entre 1477 y 1478 para la poderosa familia Médici. Actualmente se exhibe en la Galería Uffizi, en Florencia.

Es una obra típicamente renacentista, impregnada de cultura humanística y neoplatónica que rompe con los tradicionales cánones de la pintura religiosa cristiana.

El cuadro, que debe ser leído de derecha a izquierda, da vida al relato del poeta Ovidio quien cuenta el origen de la Fiesta de Flora (primavera), en Roma: Flora fue una vez la ninfa Cloris, que exhalaba flores al respirar. Céfiro, el dios del viento, se enamoró apasionadamente de ella, la siguió y la convirtió en su esposa por la fuerza. Arrepentido, la transforma en Flora y le entrega como regalo un hermoso jardín en el que reinará eternamente la primavera.

En ese jardín, según Botticelli, el centro está ocupado por Venus, la diosa del amor, acompañada por las tres gracias: la Belleza, la Castidad y el Placer, que danzan unidas en perfecta estética, símbolo de la felicidad en el sentido platónico. El dios Eros, cupido, apunta con su flecha a Castidad, quien mira hacia el dios Mercurio, el guardián del bosque.

Todo ello genera una sensación embriagante de armonía, misterio y poder, un posible culto a la misma familia Médici en cuyo escudo de armas figuran las naranjas, abundantes en el cuadro.

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