¿Sabías que la harina es el pilar de casi todos los pasteles? Proporciona la estructura y textura necesarias para transformar una masa en un delicioso manjar esponjoso. Sin harina, los pasteles simplemente colapsarían o se convertirían en un desastre pegajoso, ya que forma la base para atrapar burbujas de aire durante el horneado.

Existen varios tipos de harina, como la harina para todo uso, la harina para pasteles o la harina de pan, cada una con un contenido de proteína diferente que afecta el resultado final. Por ejemplo, la harina para pasteles tiene menos proteína, lo que hace que los pasteles sean más suaves y ligeros. Este ingrediente ha sido esencial en la repostería durante miles de años, remontándose a civilizaciones antiguas como los egipcios, quienes molían granos para hacer harina en las primeras formas de pan y dulces.

Curiosamente, el tipo de harina también puede influir sutilmente en el sabor. Aunque la harina de trigo es la más común, alternativas como la harina de almendra o de arroz se utilizan en la repostería sin gluten, ofreciendo sabores y texturas únicos. La próxima vez que disfrutes de una porción de pastel, recuerda que la harina es el héroe silencioso que lo mantiene todo unido.