El hidrógeno es el elemento químico más simple (formado solamente por un protón y un electrón). Es ligero: el peso atómico del hidrógeno es de 1.0079 g/mol lo que lo convierte en el elemento químico más liviano de la tabla periódica y a su vez más abundante en el universo.

Se encuentra principalmente en forma de gas hidrógeno (H2) en las estrellas y en los planetas gaseosos, y además aparece unido a otros elementos formando gran variedad de compuestos químicos, como el agua (H2O) y la mayoría de los compuestos orgánicos.

El gas hidrógeno es, en condiciones normales de presión y temperatura, incoloro, inodoro, no tóxico e inflamable, con un punto de ebullición de -252,77 ºC y un punto de fusión de -259,13 ºC. Puede reaccionar con oxígeno (O2) desprendiendo energía y formando agua. Esta reacción se conoce como combustión y en ella el hidrógeno es el combustible.

Hay dos razones principales por las que es deseable sustituir los combustibles fósiles por el hidrógeno:

La combustión del hidrógeno no contamina, sólo produce como subproducto agua (reacción 1), mientras que los combustibles fósiles producen CO2 (reacción 2) que queda en la atmósfera como contaminante y es uno de los mayores responsables de lo que se denomina "efecto invernadero".

Las reservas de combustibles fósiles se agotarán tarde o temprano, mientras que el hidrógeno permanecerá inagotable.

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