Tanto los camellos como los dromedarios pertenecen al género Camelus, de la familia de los camélidos. Prácticamente todo el mundo sabe que estos dos animales se distinguen fácilmente por su número de jorobas o gibas, pero lo que no es tan fácil es acordarse de quién es quién.

El dromedario tiene una sola joroba, mientras que el camello tiene dos.

La otra gran diferencia es su origen. Los camellos proceden de la zona central de Asia, mientras que los dromedarios proceden de la península arábiga. Parece que esto tiene mucho que ver con el número de jorobas.

Contrariamente a lo que algunos creen, las jorobas no son cisternas de agua, sino que contienen tejido adiposo. Para los camellos es una forma práctica de combatir el frío de las regiones que habitan, ya que la distribución de su grasa es ideal para retener el calor corporal. En el caso de los dromedarios, que tienen que vivir en un clima cálido, deben almacenar energía en forma de grasa, pero hay que acumularla en un lugar aislado para que el resto del cuerpo pueda expulsar calor fácilmente y así mantenerse fresco. Además, al metabolizar la grasa de la giba, se produce más de un gramo de agua por cada gramo de grasa transformada.

Existen dos especies de camellos: Camelus bactrianus y Camelus ferus. El primero ha sido domesticado y es fácilmente reconocible por su frondoso pelaje, pero el segundo aún se mantiene salvaje.

Solo hay una única especie de dromedario, el Camelus dromedarius, plenamente domesticado.

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