La malaria o paludismo es una enfermedad causada por protozoos del género Plasmodium que se transmite a los humanos a través de mosquitos Anopheles, propios de regiones tropicales. Sólo las hembras pican al necesitar sangre para madurar los huevos. Otras formas de contagio son de madre a feto y transfusiones.

Después de la infección, los parásitos viajan a través del torrente sanguíneo hasta el hígado, maduran y vuelven a la sangre a infectar glóbulos rojos, se multiplican hasta que los glóbulos rojos rompen liberando nuevos parásitos, por lo que el enfermo desarrolla anemia severa.

Los primeros síntomas aparecen en pocas semanas y son variados: episodios cíclicos de fiebre y escalofríos, sudoración, vómitos, heces con sangre, ictericia, y en casos más graves, insuficiencia renal o hepática, coma y muerte.

Esta enfermedad constituye un grave problema de salud en países tropicales, pues cada año enferman entre 300 y 500 millones de personas, llegando a morir más de un millón, pues los tratamientos son limitados. Muchos habitantes de estas zonas desarrollan cierta inmunidad siendo portadores asintomáticos. Se trata además de un riesgo para los visitantes que deberán tomar medidas preventivas.

El primer intento de vacuna contra la malaria realizado en 1997 por el equipo de Manuel Patarroyo no obtuvo éxito. En agosto de 2013 se anunció una nueva vacuna, aún en fase de estudio.

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