René Descartes (1596-1650) considera que no podemos fiarnos de nuestros sentidos ni de conocimientos heredados. Tan solo, la Razón es, para él, la fuente de conocimientos seguros. En este sentido su racionalismo entronca con Sócrates, Platón y San Agustín.

Intentó contestar a dos preguntas fundamentales: ¿Qué podemos saber con total certeza? y ¿Cuál es la relación entre el cuerpo y el alma? Y, en este afán, se convirtió en el primer pensador en establecer un sistema filosófico total, es decir fundó la filosofía desde cimientos seguros y desde ahí intentó encontrar las respuestas primordiales.

Defiende una relación entre el pensamiento y la realidad, cuanto más evidente resulta algo al pensamiento, tanto más segura es su existencia. Así confía más en la razón y las relaciones matemáticas que en los sentidos, como también hiciera Platón.

Su mecanismo clásico plantea una cosmovisión en la que el mundo y todos los objetos, incluido el cuerpo humano, se comportan como una máquina. Reduce todo lo real a lo físico y la física a la matemática, al considerar únicamente las cualidades cuantitativas medibles como suficiente para explicar los fenómenos.

En "El discurso del método" se plantea ir de lo más simple a lo más complejo; dividir los problemas complejos en cuantas partes sea posible, dudar de todo aquello que no reconozcamos como claramente cierto. Solo así se podrá construir nuevos conocimientos y llegar a la conclusión filosófica.

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