​Además de personas, en la tragedia del Titanic se perdieron mercancías de incalculable valor, aunque no todas contrastadas: mil millones de dólares en joyas de sus pasajeros, una colección de diamantes con un valor superior a los 300 millones de dólares, un manuscrito del Siglo IX, varias obras de arte e incluso una momia egipcia. Entre tan valiosa mercancía perdida para siempre se encontraba el único cargamento español del Titanic, una pequeña caja con la mejor artesanía de Galicia: Encaje de Camariñas.

Concepción Rodríguez era una de las más conocidas palilleiras de Camariñas que a principios del siglo XX confeccionaba el legendario encaje. Concepción suministraba labores a la empresa “Grandes Talleres de Galicia Moderna” que se dedicaba a la confección de puntilla.

Su marca tenía un agente en Nueva York que había solicitado género para su envío a Los Ángeles. Desde A Coruña se envió en un vapor una caja con el encaje a Southampton, para que viajara en las bodegas del primer buque con destino a Nueva York, que resultó ser el colosal Titanic.

El encaje de bolillos es una técnica de encaje textil que consiste en entretejer hilos que inicialmente están enrollados en bobinas, llamadas bolillos, para manejarlos mejor. A medida que progresa el trabajo, el tejido se sujeta mediante alfileres clavados en una almohadilla, que se llama "mundillo".

El lugar de los alfileres viene determinado por un patrón de agujeritos en la almohadilla, también conocido como "picado".

Más información: www.farodevigo.es