Un cronómetro es una variante del reloj tradicional. Su función es medir el tiempo pero con una precisión mayor que la del reloj. Tanto uno como otro pueden estar en un mismo dispositivo, pero mientras el reloj permite saber en qué momento del día nos encontramos, el cronómetro tiene la función de medir el tiempo con exactitud.

Los cronómetros son comúnmente utilizados en eventos deportivos. Por ejemplo, en las competiciones de atletismo es necesario establecer la marca de los atletas con total precisión. La exactitud del tiempo tiene una doble función: determinar con precisión la clasificación de los competidores y establecer el ranking de manera rigurosa y sin margen de error. Cuando no existían los cronómetros electrónicos, en las competiciones atléticas los jueces tenían que usar el crono manual, lo cual generaba un margen de error excesivo, pues hay que tener en cuenta que en algunas carreras las décimas y las centésimas pueden resultar determinantes.

En la actualidad el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC) es el organismo que certifica la mayor parte de los cronómetros fabricados. Durante al menos dos semanas, en diferentes posiciones y temperaturas, se prueba el comportamiento y diferencias obtenidas respecto a los criterios y desviaciones máximas permitidas.

La palabra cronómetro es un neologismo de etimología griega: 'Χρόνος', Cronos es el Titán del tiempo, 'μετρον', -metron es hoy un sufijo que significa aparato para medir.

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