El rubor, también conocido como blush o colorete, es uno de los grandes aliados en el maquillaje. Su función es darle un color natural al rostro, destacando específicamente las mejillas. Se aplica en los pómulos y se difumina muy bien para que abarque parte de la mejilla.

Existen varios pigmentos de rubores que se adaptan a los diferentes tonos de piel. Unos son más rojizos, otros más naranjas y otros con tonos rosa. Se le encuentra en polvo, crema o barra.

Los antiguos egipcios eran conocidos por la creación de cosméticos, en particular por el uso del rubor. Las pictografías del antiguo Egipto muestran hombres y mujeres usando colorete en los labios y las mejillas. Mezclaban grasa con ocre rojo para crear una coloración roja.

Los hombres y mujeres griegos eventualmente imitaron el aspecto, usando moras trituradas, jugo de remolacha roja, fresas trituradas o amaranto rojo para crear una pasta. Los que usaban maquillaje eran vistos como prósperos y simbolizaban el estatus porque los cosméticos eran costosos.

En el siglo XVI en Europa, las mujeres y los hombres usaban polvo blanco para aclarar sus rostros. Comúnmente las mujeres añadían también un rubor intenso a sus mejillas.

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