El Museo Nacional del Prado abrió sus puertas en noviembre de 1819. Se exhiben actualmente algo más de 1300 obras desde la Edad Media al siglo XIX, entre las que se encuentran pinturas tan importantes como "Las Meninas" de Velázquez, "Judit en el banquete de Holofernes" de Rembrandt y "La condesa de Chinchón" de Goya. La obra "Crucifixión" de Dalí se exhibe en el Metropolitan Museum de Nueva York.

Dalí nos descubre a la figura de un Cristo moderno en un cubismo de forma clásica. La cruz cúbica está formada por ocho cubos espaciales a diferencia de otras cruces, formadas por siete o seis cubos, que presentan toda una simbología. Sin embargo, el autor se aparta de toda esa simbología para centrarse en la importancia del cubo.

El protagonismo de las figuras geométricas en el arte, en concreto el del cubo, se puede encontrar en arquitectos como Juan de Herrera en el Monasterio de El Escorial en Madrid. Se trata del cubo como piedra filosofal de todo, en especial, de la Iglesia católica.

Dalí nos ofrece un nuevo Cristo no herido: por esta razón no existen las huellas de los clavos ni de la lanza. La representación de Gala es fundamental para simbolizar a la madre Tierra pero, sobre todo, a la madre de los hombres en un sentido muy espiritual. Gala representando a la Virgen mira a su hijo. Dalí nos muestra todo un juego de palabras donde están presentes la Iglesia, la luz, la Tierra, el cielo, la Madre, el hombre, los genes o el espíritu.

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