Urbano VII (Roma, 4 de agosto de 1521-ibidem, 27 de septiembre de 1590) fue el papa número 228 de la Iglesia católica en 1590. Su pontificado duró tan sólo trece días, ​ya que el 27 de septiembre de 1590 fallecía víctima de la malaria.

Pese a la poca duración del pontificado de Urbano VII, su papado tuvo un lugar relevante en las relaciones entre la Santa Sede y la monarquía hispánica debido al contexto en el que llegó, tras suceder a Sixto V. En 1578 fue designado legado extraordinario en Colonia para la firma de un proyecto de paz entre Felipe II y los Países Bajos.

El día de su elección tenía una lista de los menesterosos de la ciudad para remediar su pobreza; tenía proyecto de pagar todas las deudas de los Montes de Piedad de los Estados Pontificios con el tesoro de la cámara apostólica.

La primera decisión que tomó fue ordenar a los panaderos romanos hacer hogazas de pan más grandes y venderlas a precios más asequibles, pagando el déficit de producción de su propio bolsillo.

Esta decisión vino por su cercanía a los pobres. Pidió también a sus parientes, una familia noble, que no se preocuparan de aumentar el personal de servidumbre de su casa, ni aceptasen nuevos títulos. Ordenó también a sus criados que no hicieran gastos excesivos, ni se vistieran de forma tan ostentosa como les había ordenado el anterior pontífice.

Liberó también a un capitán de caballería apresado por Sixto V. Además, en su testamento dejó todos sus bienes a la caridad.

Más información: es.wikipedia.org