Las provincias romanas eran unidades territoriales y administrativas del Imperio Romano. Los gobernadores de las provincias eran los máximos mandatarios en ellas y solían ser antiguos cónsules que se habían retirado de Roma. Ellas fueron cambiando a lo largo de los años. En el periodo final del Imperio Romano de Occidente, las provincias se dividieron en unidades administrativas aún más pequeñas.

Con la llegada de César Augusto al poder, se estableció una diferenciación entre provincia senatorial e imperial. Todas las provincias creadas desde el año 27 a.C. (César Augusto Emperador) son imperiales.

Grecia se convirtió en un protectorado romano en 146 a. C. y las islas del mar Egeo fueron añadidas a este territorio en 133 a. C. Atenas y otras ciudades griegas se rebelaron en 88 a. C., y toda la península fue aplastada por las tropas del general romano Sila. Las guerras civiles romanas devastaron el territorio aún más, hasta que Augusto organizó la península como la provincia de Acaya en 27 a.C.

Esta provincia fue fundamental en el desarrollo y la cultura de la zona oriental del Imperio romano, ya que la cultura romana se relacionaba estrechamente con la helénica, hasta el punto de que se puede hablar de una cultura greco-romana. El idioma griego sirvió como lengua franca en el Este y en Italia, y muchos intelectuales griegos, como Galeno, desarrollaron la mayor parte de sus trabajos en Roma.

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