La caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos el martes 29 de mayo de 1453 (de acuerdo con el calendario juliano) fue un hecho histórico que, en la periodización clásica, y según algunos historiadores, marcó el fin de la Edad Media en Europa y el fin del último vestigio del Imperio romano de Oriente.

La muerte posterior del capitán Giovanni Giustiniani Longo (Génova, 1418 - Quíos, 1 de junio de 1453) noble militar de origen genovés que en 1453 dirigió las tropas que defendían Constantinopla acabó provocando la rendición definitiva y la captura de la ciudad por parte del Imperio Otomano.

La ciudad se encontraba en declive, las diferencias entre la iglesia ortodoxa y romana, acrecentaron los problemas, en 1452 el sultán otomano Mehmed empezó a planificar su ataque y levantó una muralla a 10 kilómetros de la ciudad, además de intentar bloquear los suministros a la ciudad a través de las vías marítimas.

Constantinopla (actual Estambul), la ciudad que fundara Constantino I en el 324 d.C. pasaría a ser, la sede del llamado Imperio Bizantino, o Imperio Romano de Oriente, heredera de la tradición griega y romana y lugar de residencia del Emperador Romano. Durante la Edad Media jugó un papel crucial en el desarrollo de Las Cruzadas.

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