Según los Evangelios, la llamada "regla de oro" fue pronunciada por Jesús en el libro de Mateo cap. 7 vers. 12 y, aunque con ligeras variaciones según la traducción, la frase expresa este concepto: "Todo lo que quieres que te hagan los hombres, incluso se lo haces a ellos” (Biblia Edición Católica CEI).

Muchos confunden las citadas palabras de Jesús con las atribuidas a Confucio: "no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti". Pero tras una lectura cuidadosa, las dos oraciones muestran un significado completamente diferente. Aunque hay que admitir que las palabras de Confucio tienen valor, la Biblia revela otra dimensión en cuanto al comportamiento y las relaciones humanas.

Además de lo que pudiera llamarse pecado de obra, es decir, por cometer un mal contra otra persona, las Escrituras hablan del pecado de omisión. El discípulo cristiano Santiago escribió: “Si uno sabe hacer lo que es correcto y, sin embargo, no lo hace, es para él un pecado” (Santiago cap. 4 versículo 17).

En vez de simplemente mandar a los cristianos que no hicieran daño al prójimo, Jesucristo les dijo de hacer cosas buenas a los demás, porque las mejores relaciones se obtienen cuando uno toma la iniciativa en cumplir acciones positivas.

Los evangelios afirman que Jesús expresó la "regla de oro" durante el conocido "sermón del monte" el día después de haber elegido a los doce apóstoles y frente a una multitud que venía de toda Judea, Galilea pero también de Tiro y Sidón.

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