El gas natural es una mezcla de gases entre los que se encuentra en mayor proporción el metano. La proporción en la que se encuentra este compuesto es del 75% al 95% del volumen total de la mezcla. El resto de los componentes son etano, propano, butano, nitrógeno, dióxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, helio y argón.

El desarrollo del empleo del gas natural se ha realizado con posterioridad al uso del petróleo. El gas natural que aparecía en casi todos los yacimientos petrolíferos se quemaba como un residuo más. A pesar de su gran poder calorífico no se podía aprovechar, por los problemas que planteaban su almacenamiento y transporte.

El gas natural es entre 35% a 40 % más liviano que el aire, por lo que se disipa en la atmósfera en caso de fuga, disminuyendo el peligro de explosión.

En su estado original el gas natural es insípido, incoloro e inodoro, es decir, no tiene sabor, color, ni olor. Por ello se agrega un compuesto: Mercaptano, que permite que las personas con sentido normal del olfato detecten su presencia.

El gas natural no produce envenenamiento al ser inhalado. La razón es que ninguno de sus componentes es tóxico.

Oriente Medio es la zona geográfica con mayores reservas, con un 43 % del total mundial, destacando Irán y Qatar, seguida de Asia Central con un 31 %.

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