La lechuga (Lactuca sativa) es una planta anual de la familia Asteraceae. Se cultiva sobre todo como verdura de hoja, pero a veces también por su tallo y sus semillas.

Existen multitud de variedades de lechuga, y cada año aparecen otras nuevas que ofrecen mejoras en cuanto a producción, forma del cogollo o resistencia a enfermedades. Algunos de los tipos más conocidos son las lechugas romanas, Iceberg, trocadero, etc. También aparecen grupos nuevos como las minilechugas o las lechugas rojas.

La lechuga se consume cruda, formando parte de ensaladas y acompañada de tomate y cebolla, entre otros ingredientes. También puede consumirse cocida o asada, aunque esto es menos frecuente. Además puede formar parte de menestras y ensaladas.

La lechuga tiene muy poco valor nutritivo, con un alto contenido de agua y muy poco sodio. La cantidad de sus compuestos varía según el tipo de lechuga. En general contiene antioxidantes: vitaminas A, C, E, B1, B2, B3, B9 y K; minerales: fósforo, hierro, calcio, potasio; fibra, folatos y aminoácidos.

La lechuga fue cultivada originalmente por los antiguos egipcios, que la transformaron de una planta cuyas semillas se utilizaban para obtener aceite en un importante cultivo alimentario criado por sus suculentas hojas y sus semillas ricas en aceite. La lechuga se extendió a los griegos y a los romanos; estos últimos le dieron el nombre de 'lactuca', del que deriva la «lechuga» española.

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