"Ius sanguinis" (del latín, "derecho de sangre") es un criterio jurídico para la concesión de la nacionalidad.

Según este criterio, la identidad nacional de una persona es algo heredado de los padres, una identidad colectiva que se transmite de generación en generación.

En algunos países como Japón, Alemania, Suiza, España e Italia - entre otros- se toma indistintamente el linaje paterno y/o materno; en otros como Irán, Irak y Egipto se admite sólo la línea consanguínea paterna.

El "ius sanguinis" es el criterio opuesto al "ius soli" ("derecho del suelo"), que implica que la identidad viene determinada por el lugar en el que se encuentran los progenitores de la persona en el momento de su nacimiento, independientemente del origen de los mismos. Argentina, Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil, Colombia, México y Perú son ejemplos de países donde se aplica este criterio.

En otras palabras, en el país donde se aplica el "ius solis" la persona obtiene la ciudadanía por el hecho de haber nacido en su territorio. Donde se aplica el "ius sanguinis" la ciudadanía de una persona la determina la nacionalidad de sus padres.

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