"La navaja de Ockham" o principio de parsimonia es una regla metodológica y filosófica atribuida al fraile, filósofo y lógico escolástico Guillermo de Ockham (1280-1349), según el cual "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable".

Este principio se utiliza en la ciencia como regla general para guiar a los científicos en el desarrollo de hipótesis o modelos teóricos. Su versatilidad ha llevado a que sea utilizado también en campos como la estadística o la economía, así como en muchas disciplinas de las ciencias sociales y naturales.

Isaac Newton también usó la navaja de Ockham para desarrollar sus teorías. Como resultado, trató de hacer sus teorías lo más simples posible, con el menor número de suposiciones subyacentes.

Albert Einstein se refirió a la navaja de Ockham al desarrollar su teoría de la relatividad restringida. Formuló su propia versión: "no se puede negar que el objetivo supremo de toda teoría es hacer que los elementos básicos irreductibles sean lo más simples y pocos posibles sin tener que renunciar a la representación adecuada de un único dato de experiencia". O "todo debería ser lo más simple posible, pero no más simple".

Esta preferencia por la simplicidad puede verse en una de las ecuaciones más famosas jamás concebidas: E=mc2. En lugar de convertirlo en una larga ecuación que requería páginas de escritura, Einstein redujo los factores necesarios al mínimo. El resultado es utilizable y perfectamente parco.

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