El origen de la palabra desastre está en el provenzal antiguo donde significaba desgracia y del italiano "disastro", con el mismo significado. El provenzal tiene también otros términos, "malastre", para referirse a un hecho infortunado causado por la mala influencia de los astros.

Esto es debido a que se tenía la creencia de que las posiciones relativas de los astros y estrellas tenían alguna influencia sobre la vida de las personas, de esto surgen numerosas palabras referentes a ideas sobre la suerte o el azar, como desastre. La palabra aparece registrada por primera vez en nuestra lengua en 1444, en el Laberinto de Fortuna, de Juan de Mena (1411-1456).

Los griegos antiguos estaban fascinados por el cielo y la astronomía, y creían firmemente en la influencia de los astros en los acontecimientos de la vida terrestre. Usaban esta palabra para quejarse de las inclemencias del tiempo o de las posiciones desfavorables de los planetas y cómo estas repercutían en la vida del día al día de los griegos antiguos.

En latín medieval existía la palabra "astrum sinistrum" para referirse al aspecto desfavorable de un planeta o estrella al que la gente atribuía la advertencia de un mal presagio que podría anunciar una calamidad, un evento desafortunado.

Un ejemplo es la palabra gripe, que es un acortamiento de influenza, que proviene de la palabra latina medieval "influencia", basada en la noción de que las epidemias fueron influenciadas por las estrellas.

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