El albinismo en el mundo de los animales se produce como consecuencia de una mutación genética, se suprime la información necesaria para la producción de pigmentos en la piel, la melanina.

Es una mutación de carácter recesivo, pueden haber personas que porten este gen mutado y lo transmitan a sus hijos, si reciben la mutación de ambos padres, manifestarán el carácter.

El albinismo en las plantas es un fenómeno muchísimo más raro. El albinismo se manifiesta como la imposibilidad de la planta de producir su principal pigmento fotosintético, la clorofila.

La planta es incapaz de transformar la energía luminosa del sol en energía química y así alimentarse, lo cual la condena a una muerte segura. Hay una excepción: la secuoya albina.

La primera secuoya albina fue descubierta en 1890 en California. Hoy se conocen apenas unos 25 ejemplares de los cuales ocho se encuentran en el Parque Estatal Henry Cowell, en el mismo estado norteamericano.

Las hojas son absolutamente blancas y por la noche brillan de manera tenue bajo la luz de la luna produciendo una visión bastante inusual. La edad de algunos de estos individuos supera el siglo de existencia, lo cual es asombroso teniendo en cuenta su incapacidad para fotosintetizar.

Estos árboles pueden sobrevivir comportándose como verdaderos vampiros que chupan la savia del árbol que les dio origen a través de sus raíces, adquiriendo de esta manera el preciado líquido cargado de la energía que necesitan para vivir.

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