El sati (femenino de sat “verdad”) es una práctica que se ha realizado, y hoy en día se realiza, en ciertas comunidades hindues, y se lleva a cabo cuando una mujer se arroja a la pira funeraria de su recién fallecido marido para morir con él. El término proviene de la diosa Sati, la cual se inmoló al no poder soportar la humillación de su padre hacia su marido Shiva.

De acuerdo con algunos expertos, el origen de este rito se remonta siglos antes de Cristo (las crónicas de viajeros griegos, como Aristóbulo, Estrabón y Diodoro de Sicilia, son la principal evidencia de la existencia de este ritual en territorio indio en los primeros siglos después de Cristo). Si bien es cierto que no se tiene certeza de cuándo exactamente y quién originó el ritual, existe literatura histórica diversa que sitúa su apogeo a partir del siglo IV después de Cristo. Esta práctica fue común en las comunidades hindúes durante siglos.

La práctica del sati en India estuvo vigente hasta su abolición en 1829 por lord William Bentinck durante la ocupación británica en el este de la península. No obstante, se han reportado casos de sati efectuados en la clandestinidad en la India moderna.

La autoinmolación ha sido vista como una expresión extrema ante la pérdida de la persona amada, y se hace referencia de ella en textos como el Mahabarata.

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