Tras el traicionero ataque contra Pearl Harbor, el ejército americano lanzó un audaz asalto contra el corazón de Japón.

Era necesario para levantar la moral americana, hundida después de la pérdida de ocho acorazados y 2.403 hombres en el desastre de diciembre.

Los aviones no podían llegar hasta Japón desde las bases americanas de Hawái y Midway, se debían acercar a su objetivo a bordo de un portaaviones.

James Doolittle fue elegido para tal misión (la incursión de doolittle).Escogió el modelo de bombardero B-25 Mitchell; pequeño y ligero como para despegar en el reducido espacio disponible. Tenía un importante inconveniente, su autonomía de vuelo era muy reducida.

Desde la base aérea de Eglin en Florida, Doolittle y sus 79 hombres volaron a bordo de sus aviones embarcando allí en el portaaviones USS Hornet.

El 2 de abril de 1942 el Hornet levó anclas para encontrarse con la flota de escolta del almirante William F. Halsey al norte de Hawái.

El 18 de abril atacaron Tokio y otras cuatro ciudades: Yokohama, Yokosuka, Nagoya, Kobe, y Osaka.

Una vez hubieron soltado las bombas los aviones cruzaron el Mar de China para huir a territorio amigo.

China pagó muy cara su ayuda a los pilotos de Doolittle. Los japoneses quemaron poblados, violaron y mataron en las zonas que habían ayudado a los americanos.

El ánimo de la población americana subió inmediatamente: se había vengado la afrenta de Pearl Harbor y acabado con el mito de la invencibilidad japonesa.

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